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jueves, 22 de septiembre de 2011

La Vida Nueva


 "La Vida Nueva" se sitúa en un pueblo de Buenos Aires donde no pasa nada.
Laura, interpretada por Martina Gusmán, es una pianista frustrada que se limita a dar clases de piano y a arrepentirse en silencio de no haber sido los suficientemente valiente para irse del pueblo cuando aún podía hacer algo con su talento. Espera un hijo con su marido, Juan (Alan Pauls), pero su relación de pareja está al borde del abismo, en medio del paisaje monótono y la rutina diaria.
Debido a un incidente en el pueblo, aparece en escena un tercer personaje. Benetti, interpretado por Germán Palacios. Es el punto de quiebre de la frustrante estabilidad en la vida de Laura y Juan. Benetti es un viejo amor de Laura, pero más que eso, es la prueba tangible del bienestar que hay afuera. Vuelve de Buenos Aires, desde donde habría forjado una imagen utópica de éxito para los ojos de todos los habitantes del pueblo.

La historia recae fundamentalmente en Laura, quien frente a todas las situaciones que se desencadenan en la trama, debe tomar elecciones y encaminarse hacia un nuevo destino.
Distintas experiencias ponen a prueba a los personajes, desafiando su moral y su escencia.
Es una película humana y su propuesta es interesante, aunque el resultado final deja un sabor amargo.
El problema principal es un guión desacertado y un montaje forzado, que intenta narrar la historia saliendo del orden cronológico natural de los hechos, con la única intención de romper esquemas, pero no porque la historia lo requiera.
Esto genera una incomodidad en el espectador que se mantiene el 80% de la película tratando de deducir a qué se deben estos cambios sutiles de tiempo en la narración. Al no poder entender completamente qué está sucediendo, (aunque se mantiene en la mente la noción de que más adelante se entenderá) los diálogos parecen más forzados de lo que realmente son. Las escenas se construyen de manera tosca, con pausas innecesarias, tiempos demasiado lentos, reacciones impredecibles por parte de los personajes y siempre cargadas de una tensión a veces inexplicable.
Santiago Palavecino, además de dirigir en esta oportunidad, coescribió el guión con Alejandro Fadel, Santiago Mitre y Martín Jáuregui. Ésta es su segunda película, habiendo debutado en el 2005 con Otra Vuelta. Contó para "La Vida Nueva" con la producción de Pablo Trapero.

Martina Gusmán está bastante bien en su papel, aunque la torpeza del guión no le permite lucirse. Su interpretación es natural, pero no así los diálogos que le fueron encomendados. Pero lo más notable es la falta de química con su compañero de elenco, Alan Pauls, quien incluye en su papel ese modismo extraño que tiene para expresarse siéndole imposible construir un personaje identificable. No logramos ver realmente el amor que debería sentir Juan por Laura, ni la profunda crisis que sufren entre ellos. No sentimos su miedo de perderla, ni el pánico que le genera la situación en la que se encuentra, aunque sabemos que debería estar ahí únicamente por los diálogos que sirven como una guía literal para entender la historia que se está contando.
Los personajes no tienen especial profundidad aunque la historia lo requiera. Tal vez la hayan tenido en la construcción original de los personajes, pero no se encuentra en pantalla. Esto se puede deber a la dirección de Santiago Palavecino, o al desempeño de los actores.
Alan Pauls tiene una manera muy superficial de interpretar a su personaje, que dentro de la historia, es el más introvertido, y el más movilizado por los hechos que ocurren. Es el que está más presente y más activo en las acciones, siendo consciente de casi todo lo que pasa, mientras que los demás personajes están sometidos a su entorno. Creo que su papel tenía una carga extra de exigencia que el resto, y no parece haberlo explotado.
Germán Palacios está muy bien en su papel del joven rockero del pueblo que se animó a irse a la capital y hacer su vida, pero se mantiene algo ausente del drama central. Pareciera ser un personaje crucial, pero al final, simplemente cumple.
La película permite ver claramente cuales eran sus necesidades pero evidencia el hecho de no haberlas encontrado. Es una historia sencilla, que se intentó narrar de manera complicada, cuando solo necesitaba de apasionantes actuaciones, y no las tuvo.
Es un claro ejemplo de la importancia de un montaje sólido que haga fluir al espectador a lo largo de la película generando una conexión con los personajes y las acciones, y no en cambio, obligarlos a esforzarse por encontrar la coherencia.
Cuando el montaje está bien logrado, ni siquiera notamos su importancia, pero en casos como éste, nos encontramos frente a la confirmación de que el montaje es el lenguaje cinematográfico que todo cineasta debe manejar con virtuosismo. Cuando algo falla en el montaje, toda la película se desmorona.

Más allá de estas falencias, la película tiene algunos puntos fuertes, como la excelente fotografía que mantiene su nivel a lo largo de todo el film, con planos detalles bellísimos, hermosas escenas nocturnas y paisajes que transmiten en el silencio y la inmensidad, incluso más que los personajes con sus gestos y miradas. Se eligió muy bien el contexto en que transcurriría esta historia, siendo el campo, el río, el cielo y los animales, factores decisivos para el estado anímico y el sentimiento que se intenta expresar. El vértigo del puente sobre el agua, la oscuridad de la noche en el campo, la lluvia fría sobre los vidrios, las casas amplias y desoladas, todos esos detalles nos permiten empatizar con los personajes.

La más grata sorpresa que me llevé en la proyección de esta película, fue Ailín Salas, quien interpreta a Sol, la alumna de piano de Laura. De belleza exótica y talento natural para la actuación, Ailín participó en otros títulos de cine nacional como "XXY", "El Niño Pez" y tuvo un papel importante a los 14 años en la segunda película de Pablo Fendrik, "La Sangre Brota". Recomiendo prestarle atención a la carrera de esta joven actriz, que promete.

"La Vida Nueva" es un buen intento de cine, pero que no alcanza el impacto deseado. La historia de vida de Laura, y sus ganas de salir de ese pueblo, podría habernos llegado al corazón, pero se pierde en la sala de cine...

Lo Más: La fotografía
La Escena: Laura llevando los animales al corral en la noche, no es de gran importancia para la trama, pero es estéticamente inolvidable.
Lo Menos: El guión

[Pony-Puntaje> 4]

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